El Programa Internacional de Escritura (IWP por sus siglas en inglés) es un medio único en la literatura mundial que conecta escritores reconocidos de todo el globo terráqueo con el propósito de llevar clases de literatura internacional a las aulas, introducir a los escritores estadounidenses en otras culturas a través de giras y funcionar como un centro de intercambio de noticias literarias y un caudal de archivos y de materiales pedagógicos. Desde 1967, más de mil cuatrocientos escritores de más de 140 países han sido residentes en la Universidad de Iowa. Mientras que el IWP lleva a cabo clases y giras literarias durante todo el año, su programa principal es la residencia de otoño, que se extiende desde finales de agosto hasta mediados de noviembre. La residencia está diseñada para escritores establecidos y emergentes, poetas, narradores, dramaturgos y escritores de no ficción. Los requisitos mínimos son haber publicado al menos un libro, y poseer la suficiente competencia en inglés para beneficiarse de la experiencia en Iowa. La residencia ofrece a los escritores con tiempo, un ambiente propicio para la producción de su trabajo literario. También les introduce en el tejido social y cultural de los Estados Unidos, les permite participar en la vida universitaria estadounidense y les da oportunidad de contribuir en cursos de literatura, tanto en la Universidad de Iowa como en todo el país.
La Universidad de Iowa es el principal centro de escritura creativa de la nación. Las charlas y lecturas así como reuniones con escritores estadounidenses conocidos y emergentes que brindan una amplia exposición a la actualidad de la Literatura norteamericana a los escritores internacionales. También nos esforzamos para que cada escritor tenga la oportunidad de presentar su trabajo en un foro público. Las entrevistas televisadas y de radio se emiten en las comunidades universitarias y de Iowa City. Los participantes de la Residencia de otoño no toman clases en la Universidad de Iowa y no reciben grado alguno por su participación. El programa ofrece diversas actividades literarias como las mencionadas. Todas las actividades que el programa ofrece son opcionales y los escritores son libres de utilizar su tiempo como lo deseen, para escribir o para llevar a cabo una investigación. El IWP puede incluir también visitas individuales a otras partes de los Estados Unidos, incluyendo escuelas y colegios de la comunidad dentro de Iowa y de la nación. El Departamento de Estado de EUA es una fuente importante de apoyo al programa. El IWP también administra las subvenciones de los que vienen a la Universidad de Iowa bajo subvención de otras instituciones culturales, tanto de los EUA como del extranjero.
El Programa Internacional de Escritura (IWP por sus siglas en inglés) es una residencia literaria para artistas internacionales en Iowa City, Iowa, que es la única Ciudad de Literatura en América, como fue reconocida por la UNESCO en 2008.
Desde su creación en 1967, el IWP ha recibido cerca de 1,400 poetas, narradores, dramaturgos, ensayistas y periodistas conocidos y emergentes de más de 130 países.
El IWP fue fundado por los escritores Paul Engle y Hualing Nieh Engle como la contraparte no académica de enfoque internacional del Writers' Workshop de Iowa.
Su principal objetivo es introducir a escritores talentosos a la comunidad literaria de la Universidad de Iowa así como proporcionar condiciones óptimas para el trabajo creativo a los escritores durante un período de tiempo.
Para el año 2015, el IWP reunión a 34 escritores reconocidos y emergentes a nivel mundial para participar en la Residencia de Otoño, una experiencia intercultural única. A lo largo de 10 semanas, además de trabajar en sus propios proyectos, los escritores dieron lecturas y conferencias compartiendo su trabajo y cultura, colaboraron con escritores de otros géneros y expresiones artísticas, viajaeron e iteractuaron con el público estadounidense y las comunidades literarias alrededor de los Estados Unidos.
La poesía es el lenguaje ordinario elevado a la enésima potencia. La poesía es deshuesada con ideas, nervadas y sangre con las emociones, todos unidos por la piel delicada y difícil de las palabras.
Reunió todos los cuentos de hadas de la aldea en la punta del valle a excepción de aquel que siempre quiso (la historia de un oso bailarín, un vendedor ambulante, y la mujer que lo había perseguido en los sueños de su niñez y dictado el curso de sus estudios en la universidad). Blasonada en su memoria estaba la imagen del oso encadenado a un manzano cuyas raíces se habían acurrucado alrededor del ataúd del alcalde. No podía recordar ningún otro detalle de la historia que no fuera el rumor, ampliamente difundido y basado en un incidente real. Y aun así perdió el sueño imaginando las consecuencias de comer el fruto recogido de ese árbol; fue así que decidió grabar el cuento de hadas en su totalidad, de preferencia en la voz melodiosa de su abuela, muerta muchos años atrás. (Echó la culpa de su insomnio a la yuxtaposición de tono y tema de ella.) Sin embargo, su familia se había alejado de la aldea hace tiempo, la tradición de narrar murió con el entierro de la iglesia bajo un muro de nieve y nadie podía responder a sus preguntas: ¿Quién entrenó al oso? ¿Realmente un vendedor ambulante encerró a una mujer en un granero y escondió la llave bajo el altar? ¿Qué tabú había transgredido el alcalde vendiendo el bosque que protegía al pueblo de las avalanchas? Él murió antes de que el último pino fuera cortado; el paradero de su esqueleto continuó siendo el misterio que llevó a los folkloristas a especular que la privación, no la magia, había sido la verdadera fuente de esta historia macabra. Su consuelo con la perspectiva de una vida después de la muerte estaba atenuado por el conocimiento de no saber cómo terminaría el cuento. Si es que terminaba.